Para el curioso creador de En busca del tiempo perdido, a quien le gustaba escuchar todo lo que se murmuraba en París, este salón-biblioteca era su espacio preferido.
Un observatorio en pleno corazón del Ritz París, donde nada que pudiera alimentar su inspiración escapaba a su mirada.
Este espacio de madera y fuego crepitante en invierno, bautizado en su honor, sigue siendo un lugar «de paso obligado» en el hotel. Un espacio en el que el chef pastelero François Perret propone cada día un «té a la francesa»; un momento especial plagado de recuerdos de galletas, bizcochos marmolados y magdalenas de la infancia.
Todo esto antes de que el Salon Proust se transforme en bar de champán a partir de las 18:00 h.
Té a la francesa, todos los días de 14:30 a 18:00 h.
Bar de champán, todos los días de 18:00 a 20:00 h.